lunes, 12 de abril de 2010

Tras la pasada Semana Santa de 2010 hablamos con nuestro consiliario don Francisco Escámez

(Fotogafía: Guillermo Méndez Sánchez)

Han pasado ya unas semanas desde el pasado Viernes Santo y es hora de hacer balance. Además, el pasado jueves tuvimos la grata noticia del nombramiento de nuestro consiliario don Francisco Escámez Mañas como nuevo secretario capitular. Por estas dos razones, traemos hoy a las páginas de esta bitácora una entrevista realizada ayer mismo a una persona que está inmersa en nuestra Hermandad, que nos guía desde el más profundo cariño y que nos anima a continuar con nuestro trabajo diario.


¿Cómo ha recibido la noticia de su nombramiento como secretario capitular?


El pasado jueves 8 tuvimos Cabildo de elecciones en la catedral. No esperaba resultar elegido, a pesar de algún comentario. Solo pensaba en votar con rectitud. Y tras resolverse el cargo de deán, me encontré con una gran mayoría que me eligió para secretario. Hice valer mi exceso de trabajo, pero la verdad es que la mayoría de los canónigos y de los párrocos estamos en semejantes condiciones de pluriempleo.


Parece que usted cuenta con unos días de treinta horas por lo menos, ¿en qué consiste ese nuevo cargo?


Insisto en que no esperaba ser elegido. Pero resulta grato percibir la confianza de los compañeros, que, además, la mayoría son mis antiguos formadores y mis actuales superiores. Lo acepté como un nuevo servicio al Señor y a la Iglesia.

El oficio de Secretario del Cabildo Catedral es temporal (tres años renovables), compatible con los oficios permanentes, como el de Archivero. Tiene una enorme responsabilidad, porque no es un simple ejecutor, sino que, además de dar fe de los acuerdos, es garante de la aplicación de los Estatutos, o sea, de mantener la tradición y lo señalado en el Derecho canónico.


Dede que llegó usted a la Parroquia de Santiago no ha parado de recibir reconocimientos de este tipo. Si sigue así, no sabemos dónde puede llegar.


Desde mi ordenación sacerdotal, cada año he tenido más trabajo que el anterior. Es normal que los curas con cierta experiencia y madurez vayan ocupando responsabilidades. Son servicios, no tanto reconocimientos.


Y en estos cinco años, ¿cómo ha visto usted a la Hermandad?


La Hermandad veo que va madurando, hay buena disposición y voluntad de aplicar los Estatutos. No me extraña que todo mejore.


Acaba de terminar la Semana Grande y todo un ciclón de actividades, cultos y demás en el seno de la parroquia y, por supuesto, de la Cofradía. ¿Qué balance hace usted de esta Cuaresma y Semana Santa de 2010?


Esta Cuaresma y Semana Santa ha crecido la participación en todas las actividades y celebraciones, con interés y fervor. El ser humano busca a Dios, donde tiene su salvación, frente a quienes desean reducirlo a pura biología. Y la Iglesia y la Cofradía tienen la misión de facilitar la experiencia religiosa a las personas. Pienso que lo hemos hecho así.


¿Le hubiese gustado a usted haber realizado estación de penitencia en la S. A. I. Catedral el pasado Viernes Santo? ¿Algún día?


Me hubiese gustado entrar en la Catedral, no hay la menor dificultad en ello y los aspectos prácticos tienen sencilla solución, si se quiere. Hablaré de esto donde corresponde. Espero que pueda ser alguna vez.


¿Qué le ha parecido su nueva colocación tras el paso de la Virgen de la Soledad en la pasada estación de penitencia?


La nueva colocación del presbítero es la tradicional. He echado en falta el silencio que he disfrutado otros años. Habrá que pensar cómo mejorar algún detalle.


¿Qué espera de sus fieles de aquí a la próxima Cuaresma? ¿Qué se debería mejorar?


Pienso que hemos de seguir activos todo el año, penitentes, costaleros, mantillas..., hemos de serlo pero todo el año. Lo contrario es una burla al Señor y a la Virgen. Y a la Directiva animando con su testimonio de trabajo y de vida cristiana. Me gusta ver a todos unidos en torno al Señor y a la Virgen, evitando hasta la menor discordia. Algunos han de cuidar más su participación en los actos formativos y las celebraciones.